El sistema electoral británico -con circunscripciones de un escaño que se atribuye el candidato más votado aunque no logre la mayoría de los votos- está diseñado para producir gobiernos fuertes de un solo partido con mandatos claros. Pero esta vez se ha dado un vuelco. Las opciones son un gobierno de los «tories» de David Cameron pero en minoría porque no lograron la mayoría absoluta en el Parlamento; una coalición de los «tories» y los liberales-demócratas de Nick Clegg; o una coalición de los perdedores entre los laboristas de Gordon Brown y los liberales.
Mientras tanto, los mercados financieros, ya golpeados por la crisis en Grecia, se han puesto aún más nerviosos porque no hay nada peor que la incertidumbre. Todo esto suena a febrero de 1974 cuando las elecciones produjeron un «parlamento colgado» (sin mayoría absoluta) y los laboristas formaron un gobierno que duró solo siete meses. Los nuevos comicios dieron un triunfo más holgado a las laboristas.
¿Algo similar pudiera pasar con Cameron? Es una opción pero sería poco saludable para el desacreditado sistema electoral y la clase política británica (golpeada por el escándalo de los gastos parlamentarios y la crisis económica).
Si algo ha demostrado estas elecciones es que ha llegado la hora para reformar el sistema electoral. Yo, al menos, espero que sea el precio pedido por los liberales para entrar en el Gobierno. En 1997, cuando Tony Blair puso fin a 18 años de poder de los «tories», los laboristas ganaron 418 de los 650 escaños con el 43,2% del voto popular, los «tories» lograron 165 escaños (30,7%) y los liberales 46 escaños (16,8%). Cameron ha puesto fin a 13 años de los laboristas, pero con 306 escaños (el 36,1% del voto) y a 20 escaños de la mayoría absoluta, mientras que los laboristas ganaron 258 escaños (29% del voto) y los liberales 57 escaños (23,0%), lejos estos últimos de las expectativas. Parece que mucha gente cambió su voto a los liberales en el último momento porque quería evitar la inestabilidad de un «parlamento colgado». Los liberales han necesitado una media de casi 120.000 votos por escaño en comparación con los 35.000 votos para los «tories» y los 33.350 por los laboristas.
La ironía es que un sistema proporcional sensato -como Irlanda, no Israel- probablemente hubiera evitado esta situación penosa en mi país.
http://www.abc.es/20100509/opinion-firmas/otra-1974-20100509.html