Las terribles secuelas del 11-S

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 cambiaron el curso de la historia, dando lugar, entre otras cosas, a la invasión sin sentido de Irak cuyo coste en términos de muertos, destrucción y caos ha sido y sigue siendo — siete años después — enorme. Algunos “neocons” en la administración de George W. Bush creyeron que la guerra en Irak iba a durar un par de días y una democracia iba a florecer por arte de magia de la nada.

El autor británico Dominic Streatfeild ha tenido la idea original de contar en su nuevo libro, A History of the World since 9/11 (“Una Historia del Mundo desde el 11-S”), publicado por Atlantic Books, las historias de varias personas cuyas vidas cambiaron drásticamente en los casi 10 años transcurridos desde el 11-S. Pocas de las ocho historias son conocidas o han sido publicadas con tanto detalle y en su conjunto ponen de relieve los monstruos creados por las administraciones de los Estados Unidos: la “rendición extraordinaria”, la cárcel en la Bahía de Guantánamo, las ejecuciones extrajudiciales y la transgresión del derecho internacional.

Las historias son verdaderamente trágicas y mencionaré solo dos, la matanza de 47 personas en la celebración de una boda en Afganistán y la detención ilegal de un ciudadano alemán.

En el primer caso, aviones americanos lanzaron bombas sobre un jardín de una casa en la pequeña ciudad de Deh Rawood donde se habían reunido unos invitados a celebrar el compromiso matrimonial de Abdul Malik y Tela Gul. El tío de Tela resultó ser Mullah Barader, el número dos de los Talibanes, y los militares americanos creyeron que habían localizado su escondite. Al oír unos disparos — es costumbre en Afganistán en eventos de esta naturaleza y desconocido por los americanos — los militares pensaron que era fuego hostil y lanzaron bombas. Muchos de los muertos eran niños y solo quedaron trocitos de sus cuerpos en los árboles del jardín. Streatfeild pregunta, ¿cómo es que la fuerza militar más sofisticada jamás conocida en el mundo fue incapaz de localizar un grupo de bandidos de tercera en un país del tercer mundo?

En la otra historia, Khaled el Masri, un inmigrante desempleado en Alemania con cuatro hijos, fue detenido cuando entró en Macedonia en un autobús en busca de trabajo, en la creencia de que era “el egipcio” que reclutó en Alemania varias de las personas involucradas en los atentados del 11-S incluyendo dos de los pilotos de los aviones, uno de los cuales chocó contra una de las torres del World Trade Center y el otro estalló en un campo de Pensilvania.

Khaled, identificado por una analista de la CIA, fue llevado por la agencia a Afganistán en uno de sus vuelos de “rendición extraordinaria” para ser interrogado durante cinco meses. Se declaró en huelga de hambre y perdió 27 kilos de peso. Cuando la CIA se dio cuenta de que no era “el egipcio” (Khaled el Masri significa Khaled el egipcio) fue puesto en libertad en Albania. Luego logró regresar a su casa en Alemania, pero su familia, convencida que él había abandonado a sus seres queridos, había venido su coche para pagar el pasaje al Líbano para vivir con los padres de la mujer de Khaled.

Esta historia tiene una conexión española. El avión secreto de la CIA, un Boeing Business Jet con matricula N313P , en el que viajaba Khaled aterrizó en el aeropuerto de Palma de Mallorca donde Josep Manchado, un spotter (aficionado a la aviación), tomo un foto. Cuando la foto fue exhibida en Internet un norteamericano con dirección oculta pretendió lograr las señas de Manchado, su teléfono, identificación laboral y bancaria. Él rehusó el contacto.

Hasta ahora, todos los esfuerzos de Khaled y sus abogados de llevar su caso a los tribunales no han prosperado por considerar que comprometería la vida de agentes o la seguridad nacional de los Estados Unidos.

En marzo de 2010, un deprimido Khaled fue sentenciado a dos años de cárcel por haber atacado a un alcalde en un rapto de ira.

Leí en el Washington Post este mes que la analista de la CIA que erróneamente identificó a Khaled nunca fue castigada. De hecho, siguió escalando puestos en la agencia.

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