Turquía y sus vecinos problemáticos

Pocos países en el mundo tienen vecinos tan conflictivos como Turquía, que comparte fronteras con ocho países, incluyendo Irán, Irak, Siria, Azerbaiján, Armenia y Georgia. En 1998, Turquía estuvo al borde de una guerra con Siria por su apoyo al grupo terrorista kurdo PKK y la frontera con Armenia está cerrada desde 1993 a raíz del conflicto entre Azerbaiyán, un aliado de Ankara, y Armenia.

Hoy, la política exterior de Ankara, cuyas negociaciones desde 2005 para ser miembro de la Unión Europea están estancadas, es muy distinta y mucho más compleja.* Refleja los cambios profundos en el país durante los últimos 20 años, entre los cuales están un grado de democracia mucho mayor; la enorme pérdida de influencia y poder de las fuerzas armadas y una economía boyante que podría estar entre los diez más grandes en el mundo antes de 2050.

La confrontación con Siria ha dado lugar (desde 2010) a los viajes sin necesidad de visado, parte de la política exterior de “cero problemas con vecinos”, pero hoy Ankara y Damasco están enfrentados otra vez, debido al apoyo turco a la creciente oposición al violento régimen de Presidente Bashar al-Assad, quien está resistiendo el impacto de la “primavera árabe”.

Desde el final de la guerra fría, cuando Turquía, con el segundo ejercito más grande de la OTAN después de los Estados Unidos, dejó de ser el centinela en primera línea, era lógico que el país prefiriese construir una política exterior más independiente respecto a sus vecinos, que reflejase sus propios intereses y no solo los de Washington y su incipiente fortaleza económica.

Pero esto no significa que Turquía ha dado la espalda a Occidente para restablecer lazos con las tierras que antiguamente gobernaron sus sultanes, durante el Imperio Otomano.

Turquía está considerada como un modelo para los países árabes que han tumbado sus regimenes autoritarios, dado su condición de estado predominantemente musulmán que es, al mismo tiempo, una democracia laica y pluralista, aunque aún no lo sea del todo en parte debido a los “tics autoritarios” de Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro.

Todos estos elementos están muy bien explicados en el reciente libro Turkey and Its Neighbours: Foreign Relations in Transition (Turquía y sus vecinos: Las relaciones exteriores en transición), publicado por Lynne Rienner. Varios expertos cubren de una manera ejemplar temas como la historia de las relaciones entre Turquía y sus vecinos durante el Imperio Otomano y después de su caída (la actual república turca fue fundada en 1923); la aparición de Turquía como un país de tránsito muy importante para los recursos energéticos procedentes del fondo del mar Caspio a Europa; los cambios en migración y la experiencia en diseminar democracia. Es un libro indispensable para entender lo que esta pasando en el patio trasero de Turquía.

Para Kemal Kirisci, catedrático de relaciones internacionales en la universidad de Bo?aziçi en Estambul, la democracia en Turquía es una ”obra en marcha” y precisamente por esto tiene mayores posibilidades de ser recibida favorablemente en los país árabes en comparación con el proyecto democrático de los protagonistas del Occidente, en particular los Estados Unidos. Las políticas turcas tienden a ser menos identificadas como una agenda de “cambio del régimen”.

Llama la atención lo poco que logró Washington en democratizar Irak durante los siete años, cuatro meses y 29 días de su presencia militar en el país. Al principio de este mes, poco después de la fiesta nacional, el 31 de diciembre, para conmemorar la retirada de las tropas de EEUU de Irak, cinco bombas causaron la muerte de 73 personas en zonas chiíes del país. Como dijo Barack Obama, antes de ser Presidente, la guerra en Irak era una dumb war (una guerra estúpida).

El progreso democrático que se está produciendo en Turquía, servirá mejor como modelo para sus países vecinos. Desafortunadamente, las negociaciones con la UE no están llegando a ninguna parte, debido a la oposición de Alemania y Francia a la plena integración de Turquía en la Unión y la cuestión de Chipre. Como consecuencia, el proceso de integración ha dejado de ser un catalizador para más reformas de Ankara.

Chipre no es un país vecino de Turquía, aunque la isla esté a solo unos 100km de su costa mediterránea, pero si Turquía quiere ser miembro de la UE algún día, este pequeño territorio tiene que ser la prioridad número uno en su política exterior de “cero problemas con vecinos.”

En diciembre de 2006 la Unión Europea suspendió de forma unánime ocho de los 35 capítulos del proceso de integración porque Turquía se negaba a ampliar su unión aduanera (en vigor desde 1996) y a permitir a las naves grecochipriotas acceso a sus puertos y aeropuertos.

Ankara no va a ceder hasta que el Consejo Europeo cumpla su promesa de relajar el aislamiento económico de la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), que carece de reconocimiento internacional. La promesa era el “premio” a los turcochipriotas por haber votado en 2004 a favor del plan Annan para la reunificación de la isla. Los grecochipriotas rechazaron el plan.

La RTNC (el 36 por ciento de la superficie) está ocupada por Turquía desde su invasión en 1974, después de unas luchas entre las comunidades griega y turcochipriota y un intento de incorporar la isla a Grecia mediante un golpe militar.

¡Que Ankara dé el primer paso en 2012 para resolver esta situación absurda!

* Para mayor información ver mi reciente documento (en inglés) sobre Turquía publicado por el Instituto Universitario de Estudios Europeos Universidad CEU San Pablo en

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