Referéndum sobre la austeridad

En más de 30 años de democracia España ha tenido tres referéndums al nivel nacional, el primero sobre la reforma política en 1976, el segundo sobre el ingreso del país en la OTAN en 1986 y el tercero sobre la constitución europea en 2005. Los dos principales sindicatos, la UGT y la CC OO, piden uno sobre la austeridad y sus secretarios generales han pedido al Rey que medie para que Rajoy lo convoque. ¿Han acertado? ¿Que son las ventajas y desventajas de tal referéndum?

Los gobiernos generalmente convocan un referéndum cuando se trata de un cambio fundamental en la vida de un país y para medir el apoyo popular para temas controvertidos. Esto fue el caso de la entrada de España en la OTAN durante la época Socialista cuando el Alianza Popular de Manuel Fraga, en una postura de suma irresponsabilidad y oportunismo, recomendó la abstención, a pesar de ser más en favor del ingreso que los propios Socialistas.

Los líderes de la UGT y CC OO creen que el Partido Popular carece de legitimidad para aplicar recortes, a pesar de haber ganado las elecciones en noviembre pasado por una mayoría aplastante. Desde entonces, Rajoy ha incumplido sus promesas electorales (como suele ser la norma entre políticos) y esto, según los sindicatos, dar el pueblo el derecho de ser consultado.

A diferencia de algunas países, como, por ejemplo, Nueva Zelanda, España no tiene una ley que permite a los ciudadanos convocar un referéndum después de reunir una determinada proporción de firmas en una petición (10% de los votantes totales en el caso de este país).

Hay todo tipo de opiniones sobre los referéndums. Por el lado positivo, son una forma de democracia directa, aumentan la participación política con más frecuencia que las elecciones generales cada X años, dan un mandato para políticas controvertidas y legitimizan temas constitucionales importantes como, por ejemplo, la transferencia de poderes a regiones. Por el lado negativo, erosionan la soberanía parlamentaria, presentan temas muy complejos de una manera muy simplista donde los votantes solo tienen que contestar sí o no y una baja participación en un referéndum, que suele ser el caso, distorsiona el resultado.

Todo es mundo está en contra de la austeridad; un voto a favor seria un gran sorpresa. ¿Qué haría el Gobierno en ese caso? ¿Dar marcha atrás a todas sus reformas y recortes de gastos? En un país como España que ha gastado muy por encima de sus posibilidades y ha sido muy reacio a hacer reformas estructurales necesarias, incluso en tiempos de bonanza económica, la solución a su crisis no es gastar más. España necesita un pacto entre el PP y los socialistas (que tienen que ser más realistas), no un referéndum.

Los sindicatos piden medidas para restaurar el crecimiento económico. España lleva cuatro años en recesión (el crecimiento fue muy débil en 2011) y seguirá así hasta 2014. Todo el mundo quiere ver la economía creciendo. Es muy fácil decirlo. ¿Pero como se va a lograr? Los puestos de trabajo no caen del cielo.

Parece que el “nuevo” modelo económico español sería más del mismo (y la raíz de la crisis), al juzgar por la decisión de EuroVegas, tanto deseada por Esperanza Aguirre, de instalar en Madrid el megaproyecto de casinos de juego, hoteles y lugares de lo que púdicamente se llama a veces “vida nocturna” a la vez que Barcelona, que perdió la batalla con Madrid y para no quedarse atrás, va a crear un macrocomplejo turístico formado por seis parques temáticos alrededor de Port Aventura.

Más de la mitad de los 3 millones de puestos de trabajo perdidos en los últimos cuatro años vienen del sector inmobiliaria y de construcción. Estimular estos sectores es la solución más fácil y menos costoso políticamente, pero, como antes, no resuelve el problema principal de crear un modelo más sostenible. España camina hacia ser una mezcla de Las Vegas y Disneylandia.

Mientras tanto, España se sitúa como el primer país europeo del ranking con una proporción del 27,3% de los jóvenes entre 15 y 29 años (la media de la OCDE es del 15,8%) que ni estudian ni trabajan (los llamados ninis) en 2010 (aún más alto hoy) ocupa el primer lugar del mundo en el grupo entre 25 y 29 años, alcanzando el 28,6%.

Si los sindicatos ganan su apuesta por un referéndum, y lo dudo, ¿por qué no convocar referéndums sobre la independencia para Catalunya y el País Vasco — por supuesto, tendrán que ser consultas en todo el país y no solo en las respectivas autonomías.
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