“La percepción de la imagen de España no se corresponde con la realidad”, se lamentó Mariano Rajoy durante su reciente viaje a Nueva York que coincidió con la publicación en el New York Times de un demoledor reportaje en primera plana y una foto en la que se veía a un hombre buscando comida en un contenedor de basura (y 14 llamativas fotos más en la página web del NYT en blanco y negro bajo el título de “hunger and austerity”, el hambre y la austeridad).
El reportaje, que levantó la ira en círculos oficiales por el daño que hace a la marca España, pudiera haber sido escrito sobre muchos otros países europeos, en particular Portugal y Grecia que ha sido rescatados por la Unión Europea, e incluso mi país, el Reino Unido, donde mucho antes de su crisis hemos tenido una underclass (subclase), sin hablar de los Estados Unidos. Sin embargo, esto no disminuye su relevancia.
Nadie pueda negar que la pobreza en España ha subido en los últimos cinco años y aumentará más. Según el último informe del Observatorio de la Realidad Social elaborado por Cáritas, desde 2007 se ha multiplicado por tres el número de personas que acuden a la organización humanitaria para pedir ayuda. Este año el número de personas atendidas ha sobrepasado ya la barrera del millón, y no solo aumenta la pobreza, sino que se hace cada vez más cruda.
Este dato dramático justifica por sí mismo el reportaje del NYT. Sin embargo, esto no quiere decir que la imagen reflejada en el reportaje sea toda la realidad; es solamente parte de ella, aunque importante. Yo mismo escribí un articulo publicado en el Financial Times en el mes de junio, como parte de un informe sobre España, con el título (no puesto por mí, aunque reflejara su contenido), “Country’s fall from grace is greatly exaggerated” (la caída en desgracia del país es muy exagerada”).*
Como periodista durante gran parte de mi vida (30 años en España) sé que para muchas personas la falta de noticias se considera generalmente como una buena noticia, pero para la prensa buenas noticias no son normalmente noticias. ¿Qué son noticias? Mis dos definiciones favoritas son las siguientes. Para Lord Northcliffe (1865-1922), un magnate de la prensa británica, “Noticia es algo que alguien, al alguna parte, desea suprimir; el resto es publicidad”, y para el periodista americana Charles Anderson Dana (1819-1897) “No es noticia que un perro muerda a un hombre, lo es cuando el hombre muerde al perro”. Sin duda, el reportaje del NYT cae en la primera definición — el Gobierno hubiera querido suprimirla.
España ha estado de “moda” durante muchos años por sus éxitos políticos y económicos, estilo de vida y cultura. Los gobiernos de turno no han dudado en usar las informaciones positivas en la prensa extranjera para su propio beneficio, en particular las publicadas por medios serios y de mucha influencia, como el New York Times, el Wall Street Journal y el Financial Times.
Ahora el país es un foco de atención por la profundidad de su crisis, y las noticias negativas van en contra de los intereses del Gobierno. Al igual que las noticias positivas en el pasado, la noticias negativas de hoy son algo exageradas.
Una clara señal de la creciente atención a España es la llegada en los últimos días de corresponsales de prensa extranjera (aparte de los residentes en el país) que suelen aterrizar en momentos de crisis. En dos días tres periodistas que no residen en España se pusieron en contacto conmigo, uno desde Eslovaquia, otro de los Emiratos Árabes Unidos y otro que es el corresponsal europeo de la revista The Economist, residente en Bruselas, que escribe la muy influyente columna “Charlemagne”, y con quien cené*.
No solo el Gobierno da demasiada importancia a los medios extranjeros. Siempre me ha llamado la atención que muchos medios escritos y audiovisuales en España tienen secciones permanentes que informan de cómo refleja la prensa extranjera lo que ocurre en el país. Este interés — que se convierte en obsesión en tiempos de crisis — parece reflejar un complejo de inferioridad y subdesarrollo cultural.
España tiene cuatro crisis, una económica (un modelo productivo fracasado y la incapacidad de crear puestos de trabajo), una financiera (déficit presupuestario y deuda), una institucional (la clase política) y otra constitucional (Cataluña). Hasta que empiece a resolverlas, habrá más noticias negativas. Para combatirlas, no basta visitar el Wall Street Journal, como hizo Rajoy, o el New York Times, como el Rey y esperar que las noticias se conviertan en positivas de la noche a la mañana. Hace falta ordenar la casa.
(*)http://www.economist.com/node/21564238
http://www.elimparcial.es/nacional/noticias-sobre-espana-112236.html