“Recuerdo todo sobre el río, absolutamente todo, los caimanes, los manatíes” dijo el anciano Gabriel García Márquez al escritor británico Michael Jacobs en un encuentro informal en 2010 antes de empezar su viaje por el río Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia.
El río ha jugado un papel importante en la historia comercial y política de Colombia y en la vida y escritura de García Márquez, que sufre la enfermedad de Alzheimer y al parecer ya no reconoce a sus amigos ni por la voz.
Se estima que hasta un tercio de las víctimas mortales de la guerra civil en los últimos años han sido encontradas flotando en el río.
García Márquez viajó por el río desde Aracataca a Bogotá a los 15 años para probar suerte junto con otros costeños, ganando durante la ruta unos pesos cantando boleros, vallenatos y cumbias. El río figura en las novelas “El amor en los tiempos del cólera” y “El general en su laberinto”. En “Cien años de soledad”, la pérdida de la memoria obliga a los habitantes de Macondo a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio Buendia comienza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres.
En su nuevo libro The Robber of Memories: A River Journey through Colombia (“El ladrón de recuerdos: un viaje fluvial por Colombia”), publicado por Granta, Jacobs, amigo mío desde hace 20 años, explora no sólo el magnifico río, bautizado así por el conquistador español Rodrigo de Bastidas en honor de María Magdalena, sino también su vida personal, en particular la relación con su padre que murió de Alzheimer en 1998 y la demencia que sufre su madre nonagenaria con quien intenta mantenerse en contacto durante su viaje por teléfono móvil. Los recuerdos de Jacobs fluyen como un río que va y viene.
No muy lejos del río Magdalena están unos pueblos aislados, que Jacobs visitó, que tienen la mayor incidencia del temprano inicio de Alzheimer en el mundo, debido, aparentemente, a una mutación genética. Los habitantes llaman a la enfermedad La Bobera.
Igual que en su evocativo libro anterior, “Andes”, que lleva al lector por esta cordillera que atraviesa Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Perú y parte de Venezuela, el británico Jacobs, un viajero intrépido formado como historiador de arte en el Courtauld Institute y gran conocedor de España (divide el año entre Londres y el muy peculiar pueblo de Frailes en la Sierra Sur de Jaén y siempre lleva en su cartera un imagen de Santo Custodio para protegerse), demuestra una envidiable capacidad de conectarse con la gente en cualquier sitio incluso en lo más inhóspito. Tiene un enorme aguante para trabajar y divertirse de sol a sol.
A diferencia de muchos escritores que escriben sobre viajes, como, por ejemplo Bruce Chatwin, que se hizo famoso en 1977 con su libro In Patagonia, el lector no siente que Jacobs distorsione la realidad ni adorne sus experiencias con efectos literarios, aunque no le falten historias reales como caer en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia durante tres días en una zona controlada por las FARC con el ejercito colombiano avanzando hacia ella.
Fue un incidente surrealista. Los rebeldes pidieron a Jacobs que tradujera un manual de Arizona que explicaba como montar un visor láser para rifles. Además de ser sometido a un discurso marxista sobre la pobreza en el país, fue interrogado sobre cuánto había pagado a su guía (demasiado) y la importancia del turismo para la zona.
“Si los extranjeros vienen y sienten que se les cobra de más, el regreso se les hace más amargo y poco deseado,” le dijo un comandante. “Las FARC intentan controlar los precios para hacer la zona más atractiva para el turismo.”
Unas semanas antes de la publicación del libro, el Gobierno de Colombia y las FARC firmaron un acuerdo para poner fin al conflicto armado de más de 30 años.
http://www.elimparcial.es//el-rio-de-memorias-113688.html