Inversión extranjera en España y española en el extranjero

La inversión extranjera directa (IED) ha jugado un papel importante en la economía española desde el Plan de Estabilización en 1959 que terminó con la política autárquica de Franco y empezó a liberalizar la economía, y sigue siendo significativa a pesar de, o tal vez debido, a la crisis actual.

El stock de IED en España pasó de 66.000 millones de dólares en 1990 hasta 634.500 millones en 2011, y en términos del PIB desde el 12,7% hasta el 42,1%, superando con creces a Italia en términos relativos y absolutos. Las empresas extranjeros dan trabajo a más de 1,3 millones de personas (el 7% de la población con empleo) y su volumen de facturación — unos 400.000 millones anuales — representa casi el 40% del PIB.

La IED bruta productiva en España (i.e., excluyendo las entidades de tenencia de valores extranjeros — ETVE, que permiten a empresas no residentes no tributar por dividendos o participaciones en beneficios generados por empresas filiales) fue de 13.460 millones de euros en 2012, un 43% menos que en 2011 pero un 10% por arriba de 2010.

De los 13.460 millones de euros, 10.557 millones se fueron a ampliaciones (la mitad de 2011), 883 millones a la constitución de nuevas sociedades (cuatro veces más) y 2 millones a adquisiciones. Los Estados Unidos ocupó el primer lugar con 16,4% del total del flujo de la IED en 2012, seguido por los Países Bajos (16%) y Luxemburgo (13%).

Con la economía aún en recesión en 2012 y este año, no es ninguna sorpresa que la IED haya bajado. Pero parece que las perspectivas han mejorado, gracias a la reforma del mercado laboral (costes de despido más bajos y más flexibilidad en las negociaciones salariales y en los convenios colectivos, favoreciendo la negociación a nivel empresa y dando prioridad a los convenios internos) y el anteproyecto de Ley de Unidad de Mercado para terminar con la absurda situación por la cual las empresas se ven obligadas a comercializar distintas versiones de un producto o a obtener certificados o autorizaciones diferentes según dónde quieran operar.

La competitividad está mejorando. Debido a la moderación salarial y ganancias en productividad, España es el único país de la zona euro cuyos costes laborales unitarios bajaron entre 2007 y 2012 (por 4%), en comparación con un aumento de casi 10% en el conjunto de la zona. De todos modos, estos datos hay que tomarlos con cautela, pues una parte de los costos salariales unitarios incorporan las bajadas de salarios de los funcionarios públicos que se hicieron por decreto. Los descensos de los costes salariales en el sector privado pueden ser menores, incluso aumentar.

España se encuentra entre los 10 países más “prometedores” en recepción de IED para el periodo 2012-2014, conforme a la encuesta del último World Investment Report. Por ejemplo, ya hay inversiones de unos 2.500 millones de euros anunciadas para la industria automotriz, cuyas exportaciones representan casi el 90% de su producción anual.

La demanda externa ha sido positiva desde 2008, a diferencia de la demanda interna, y es el motor de la economía. Sin ella, la recesión habrá sido aún más profunda. Alimentos, semimanufacturas (i.e., bienes intermedios derivados de materias primas), bienes de equipo y el sector del automóvil representan más del 75% del total de exportaciones de España, y la presencia extranjera en estos sectores es importante.

La inversión española en el extranjero también cayó en 2012. La inversión bruta sin ETVEs alcanzó 10.997 millones de euros, el 62,5% menos que en 2011. A la limitada cifra de inversión bruta productiva se añade una desinversión cuantiosa de más de 12.800 millones, excluidas ETVEs, resultando una cifra negativa para la inversión neta productiva de 1.840 millones en comparación con el dato positivo de 12.683 millones en 2011.

El principal país receptor de la inversión bruta española en 2010 fue Chile, con el 20,6% del total, seguido por Francia con el 15,4%.

Las empresas españolas — con un stock de inversión en el extranjero de 640.300 millones de dólares en 2011 y 42,5% en términos del PIB, superando en términos relativos y absolutos a Italia igual que la IED en España — están consolidando sus posiciones y vendiendo activos considerados no estratégicos, muchas veces para reducir niveles de deuda demasiado altos. Es el caso de Iberdrola, por ejemplo.

Cuando la economía arranque, por fin, y con las reformas del Gobierno plenamente operativas se puede esperar más IED en España y tal vez un incremento de la inversión española en el extranjero.
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