Ryszard Kapuscinski y el precio de la lealtad

Cuando descubro que alguien que admiro ha distorsionado los hechos o escondido la verdad en beneficio propio o de otros siempre me hago la pregunta, ¿qué habría hecho yo en circunstancias similares?

Me he formulado la pregunta muchas veces durante la lectura de la honesta y esclarecedora biografía del gran periodista y escritor polaco, Ryszard Kapuscinski (1932-2007) escrito por un amigo de él, Artur Domoslakski, y publicado por Verso en el Reino Unido.

Kapuscinski está considerado el padre de los reportajes literarios. Es el autor, entre otros libros, de “El Emperador” sobre Haile Selassie de Etiopía; “El Sha o la desmesura del poder” sobre la caída de Mohammad Reza Shah Pahlavi, el ultimo Sha de Irán; “Un día más con vida” sobre África y “La guerra del fútbol” que incluye un brillante reportaje sobre un partido de fútbol que desencadenó una guerra entre Honduras y El Salvador durante cuatro días en 1969.

Según uno de sus reportajes, los peces en el Lago de Victoria en Uganda habían crecido enormemente después de nutrirse de los cadáveres de personas asesinadas por los seguidores de Idi Amin. La verdad es que crecieron después de comer peces más pequeños del río Nilo.

Muchos periodistas hemos exagerado algo en nuestros reportajes, buscando un mayor impacto, aunque tal vez no de las mismas proporciones de Kapu?ci?ski.

También mintió sobre su familia y sus contactos. No es cierto que su padre, un miembro de la resistencia polaca durante la Segunda Guerra Mundial, escapara de la masacre del bosque de Katyn en 1940, en la que miles de militares polacos fueron asesinados por tropas soviéticas, y tampoco Kapuscinski corrigió las afirmaciones falsas que hablaban de su amistad con el Che Guevara, cuando pudo haber dicho la verdad porque nunca conoció a Guevara cuando estuvo en Bolivia.

¿A qué se deben estas falsificaciones? ¿Falta de seguridad y de confianza en sí mismo? ¿Un deseo de engrandecer su reputación?

Las acusaciones más graves en contra de Kapuscinski son de espionaje y colaboración con el régimen comunista. Proporcionó información a los servicios de inteligencia de Polonia desde los muchos países donde trabajaba para PAP, la agencia polaca de noticias, y varias revistas polacas, aunque parece que sus informaciones no perjudicaron a nadie.

Como muchos polacos después de los horrores de la guerra, Kapuscinski vio en el comunismo el inicio de un nuevo mundo y se comprometió desde muy joven con la causa. Lo curioso es su supuesta ignorancia de lo que pasó en el este de Polonia, donde nació en la pobreza, después la invasión soviética (los Nazis invadieron el oeste del país). Siempre dijo que era demasiado joven para saberlo.

Su primer destino como corresponsal (el único en el extranjero de la PAP) fue India y luego África, donde se sintió como en casa. A diferencia de otros corresponsales, en vez de moverse por los pasillos del poder, se relacionó con la gente de la calle y viajaba de la manera más barata, generalmente en autobús, y no sólo por tener muy poco dinero. Las privaciones sufridas en Polonia le ayudaron a adaptarse rápidamente a las duras condiciones de su trabajo.

En su propio país, sin embargo, Kapuscinski sí era un experto en maniobrar en los pasillos del poder y conectarse con el comité central del partido comunista, algo que tenía que hacer para poder realizar sus aspiraciones de viajar por el mundo e informar, dando, en sus palabras, “dignidad a las personas del Tercer Mundo.” Era su manera de sobrevivir.

Algunos de sus reportajes fueron publicados solamente en el boletín especial de la PAP, destinado a los altos mandos del partido, y no en el servicio normal de la agencia. Una vez, por error, su crónica sobre el riesgo de un golpe militar en Chile en 1968 salió publicado en varios periódicos y provocó su salida del país. Parece que gracias a la intervención del entonces senador Salvador Allende, Kapuscinski pudo dejar Chile voluntariamente y no ser expulsado, lo cual habría dañado su carrera.

En Angola, en 1975, se enteró antes de nadie de la llegada de las primeras tropas cubanas para luchar junto con el MPLA en la guerra de independencia en contra de Portugal, el poder colonial. No informó de este importante asunto por no dañar la causa del MPLA. ¿Hubiera hecho lo mismo si las tropas hubieran sido americanas en vez de cubanas?

Kapuscinski nunca fue un disidente en Polonia, aunque sí perdió su fe en el comunismo. Se puede leer sus libros sobre la decadencia de Haile Selassie y del Sha y su abuso del poder como metáforas sobre el comunismo en su propio país.
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