Más o menos cada dos semanas entre octubre y mayo, durante los últimos 10 años, he asistido como abonado a los conciertos de la Orquesta Sinfónica y Coro de Radiotelevisión Española (RTVE) en el Teatro Monumental en la Calle Atocha. En el último concierto escuché la Pasión según San Juan de J.S. Bach bajo la batuta de Carlos Kalmar, el director titular y artístico de la orquesta, en una magnífica interpretación, a pesar de haber perdido dos de los solistas por razones de salud muy pocos días antes del concierto y de haber tenido que reemplazarlos a toda velocidad. El Evangelista vino de Barcelona el mismo día de recibir la llamada.
Hace poco la dirección de RTVE presentó una propuesta para el nuevo convenio colectivo que incluye un contrato laboral de fijos-discontinuos. Esto limitaría la actividad de la Orquesta al periodo de temporada de abono y significaría una merma progresiva de esta institución, fundada en 1965, y del Coro, creado en 1950. Se teme que en estas condiciones ambos estarían prácticamente abocados a desaparecer.
El detener la actividad de la orquesta durante más de cuatro meses (entre el fin de la temporada en mayo y el comienzo de la nueva en octubre) supondría una erosión de la calidad de la orquesta y el coro, ya que la actividad musical de una agrupación de este nivel exige una continua coordinación entre los músicos.
La Orquesta y el Coro desempeñan una valiosa función tanto por su contribución a la cultura española como a la construcción de la imagen internacional de España (tan dañada en los últimos años) a través de sus giras internacionales.
Ambas instituciones, además, constituyen un elemento clave en la divulgación musical en la radio y TV públicas, especialmente para aquellas personas que no tienen posibilidad de acudir a un concierto en directo y sólo tienen la oportunidad de disfrutar de conciertos de calidad a través de las pantallas o las ondas.
El precio de las localidades sueltas (entre 10 y 22 euros, dependiendo de la fila) y más barato para los abonados, como yo, y aún más para los empleados de RTVE, es muy razonable, pero aun así es un gasto que no todo el mundo pueda sufragar, y menos en este largo periodo de recesión. En comparación con el Teatro Real, sin embargo, los precios son bajos.
Además, el nuevo contrato laboral podría suponer el fin de todos los proyectos pedagógicos, conciertos para fundaciones, festivales, grabaciones e intercambios que la Orquesta y el Coro vienen realizando desde su fundación y que son las actuaciones que se realizan fuera de la temporada de abono.
La crisis financiera de RTVE es bien conocida. El recorte de los gastos en 2012 fue de más de 200 millones de euros y este año están previsto otros 50 millones. Me niego a creer que para poder alcanzar el equilibrio presupuestario no haya más remedio que adoptar medidas que amenazan el futuro de dos notables instituciones. Podrían empezar recortando la cobertura de las corridas de toros, aunque tienen más audiencia que los conciertos.
Los conciertos y otras actuaciones de la Orquesta y el Coro no son eventos elitistas para la alta sociedad, a diferencia hasta cierto punto de las óperas en el Teatro Real, donde una entrada para dos personas en una zona de poca o nula visibilidad cuesta unos 100 euros y una butaca de patio unos 400 euros.
Al contrario. El público en los conciertos de RTVE es bastante informal, peor vestido, más ruidoso durante el concierto y mucho mayor que el del Auditorio Nacional de Música en la Calle Príncipe de Vergara, la sede de la Orquesta Nacional de España. Nada más terminar los conciertos y casi antes de que el director de la orquesta haya dejado la batuta, unas señoras mayores se ponen de pie, sin aplaudir, para marcharse a casa.
Después de una fórmula mixta de financiación a través de aportación pública y publicidad, el anterior Gobierno eliminó la publicidad en RTVE ajena al propio ente y cargó a las cadenas privadas y a las operadoras de telecomunicaciones un canon para financiarla junto con una aportación del presupuesto del Estado. Pero la caída de los ingresos de publicidad en las cadenas privadas es de tal magnitud que el actual sistema de financiación para RTVE se hace casi insostenible, lo que obliga a más y más recortes. De ahí surge con más fuerza la idea de un canon ciudadano para financiar RTVE, como hay en el Reino Unido para la BBC.
El problema es que RTVE ha perdido calidad en los últimos años, a la vez que los informativos son menos objetivos y hay más series y talent shows banales. En estos tiempos de recesión y corrupción, dudo que los españoles estén dispuestos a pagar por tan mal servicio de sus propios bolsillos. Mientras tanto, se corre el riesgo de que mueran una gran orquesta y un gran coro.
http://www.elimparcial.es/nacional/viva-la-orquesta-y-coro-de-rtve-119828.html